
¿Cuántas veces te has sentido de mal humor después de un día de trabajo?
Esto puede ser originado por la exigencia de un rendimiento superior al que podemos realizar, síntoma evidente del estrés laboral.
Y aunque todos nos hemos sentido estresados en algún momento (tal vez más veces de las que quisiéramos), debemos reconocer que el estrés esta directamente ligado con nuestras actividades diarias.
¿Es malo estar estresado?
¡Por supuesto que SÍ!
El estrés afecta gravemente nuestra salud y calidad de vida, sobre todo si se mantiene por periodos prolongados.
Por ello, es muy importante que primero aprendamos a reconocerlo y después desarrollemos estrategias para manejarlo.
El estrés puede desencadenarse en varios ámbitos de nuestra vida pero, uno de los lugares en donde sufrimos más estrés es: EL TRABAJO.
Motivos principales del estrés laboral

Nuestro trabajo suele ser importante entre nuestras prioridades (aunque no es recomendable que esté en la cima).
Por esto mismo, no es de extrañar que la insatisfacción laboral genere una gran cantidad de estrés.
En consulta, he escuchado diversos detonantes de estrés laboral pero, considero que hay dos que merecen una reflexión:
- Un mal ambiente de trabajo;
- La falta de reconocimiento de méritos.
Ambos son factores externos y, aunque nos enfoquemos en cambiarlos, es poco probable que consigamos resultados porque no siempre dependen de nosotros.
Tal vez NO podamos cambiar la situación, pero sí podemos cambiar cómo la afrontamos.
¿Cómo puedo mejorar el ambiente en mi trabajo?
En un mal ambiente de trabajo, por lo general, están presentes sentimientos de envidia, competencia agresiva o desleal, chismes, entre otros factores.
Para mejorarlo, basta con seguir estos consejos:
Evita la revancha
El primer impulso es querer cambiar a los demás, o ante la imposibilidad de esto, juzgarlos o tomar actitudes de revancha.
En realidad, esto sólo contribuye a exacerbar el problema.
Sé un agente de cambio
Aunque en un principio pueda parecer que NO servirá de nada, si estás en un ambiente de trabajo donde las relaciones están deterioradas, te propongo ser un agente de cambio.
Evita participar en chismes, por muy tentador que sea.
Incluso, si te es posible, defiende a una persona aunque no la conozcas o no esté ahí presente.
Sé amable
Anímate a dar el primer paso en ser amable y atento con tus compañeros.
Esto podría ser el detonante para que otros recapaciten.
Si no es posible lograr relaciones empáticas, procura ser asertivo ante un conflicto, en lugar de recurrir a reacciones impulsivas.
Lee mi artículo: “Asertividad: La mejor forma de comunicación”
Aunque no logres influir en los demás, si te mantienes al margen de involucrarte en este tipo de dificultades, seguramente lograrás disminuir tu estrés.
¿Qué puedo hacer ante la falta de reconocimiento?

Muchas personas suelen percibir que su trabajo no es valorado lo suficiente, que hacen más de lo que se les reconoce.
Igualmente suelen comentar que los superiores sólo se fijan en lo malo, pero nunca elogian los aciertos.
Es entendible que esto genere un sentimiento de injusticia, lo cual provoca enojo y frustración.
Como he mencionado, tal vez NO puedas cambiar la mentalidad de tu jefe, pero sí puede ser una buena opción usar la asertividad.
Utiliza estas herramientas para minorizar el estrés que esto pueda generar:
Evita las quejas
Aunque sea un superior, si te diriges con respeto y planteas hechos objetivos, considero que es viable plantearle tus inconformidades.
Rehuye a las quejas e interpretaciones, difícilmente te llevarán a algún resultado.
Utiliza frases asertivas
Puedes abordar el tema con frases como “Me gustaría que pudiéramos mejorar en esto…”, “Le propongo que intentemos…”, en lugar de acusaciones como “Nunca se me reconoce”, “Usted solo se enfoca en lo negativo”.
Y habría que considerar que no sólo las palabras transmiten el mensaje, sino el tono emocional que le imprimimos.
Sé propositivo
Si suena a queja, sarcasmo o agresión, seguramente la persona se mostrará menos receptiva.
Una actitud propositiva para encontrar soluciones, y con disposición para negociar, siempre será mejor alternativa.
Si consideras que todas estas situaciones te rebasan y estas estrategias se muestran insuficientes, podrías considerar la posibilidad de cambiar de lugar de trabajo.
Sin embargo, si no aprendes a usar la empatía, la asertividad y la resolución de conflictos, es probable que sigas tropezando con dificultades a donde te traslades.
Recuerda, hay situaciones que no puedes cambiar, pero sí puedes elegir cómo afrontarlas.
Déjanos tus comentarios, ¿qué te ha parecido nuestras estrategias para regular las emociones?